sábado, 7 de enero de 2012

JM, EL VIAJERO


COMEDIA BALCÁNICA EN DOS COMEDIAS
Prólogo
A estas alturas todo el mundo lo sabe: viajar con JM es un riesgo. El problema es que el riesgo también tiene su punto divertido. Por eso decidí viajar con JM a pesar de las advertencias, medio en serio medio en broma, de la mayoría de mis compañeros de trabajo.

Además JM tenía la fama de provocar situaciones de riesgo, sí, pero siempre con final feliz. JM era un tipo con suerte; o por lo menos hasta ahora había sido así.
JM había perdido y recuperado pasaportes en países extranjeros, perdido y recuperado todo tipo de efectos personales en distintas ciudades; había tenido siempre ese golpe de fortuna final que convierte una situación comprometida en algo divertido que contar a los nietos y, entretanto, a los amigos. Aunque él nunca lo contaba a nadie.

En nuestro caso la situación se había empezado a torcer desde bien temprano.

Primera comedia
Nada más poner los pies en el tren nos dimos cuenta de que nuestro vagón era uno de los más cutres que quedaba en circulación por Europa. Además de estar aislado de todos los demás vagones y desprender por todos sus rincones un intenso hedor (una extraña mezcla de rancio y orín), no tenía restaurante. No es que nos hubiésemos vuelto unos sibaritas del ferrocarril; es que nuestro viaje tenía una duración estimada de 22 horas y nuestras reservas alimenticias para ese dilatado viaje se reducían a una bolsa de 100gr. de pistachos, una bolsa de patatas fritas y dos huevos duros.
Engañamos al hambre como pudimos con nuestras pobres viandas y unas rebanadas de pan que nos dieron unos veinteañeros alemanes, increíblemente preparados para la ocasión, como si fueran, qué se yo, como si fueran alemanes. Hasta ahí la cosa podía incluso tener su lado gracioso.
Fin del primer acto.

Nos despertierta el silbato del tren. Estamos en Sofía. Son las ocho de la mañana. Mitad del viaje. El instinto de supervivencia nos arroja fuera del tren aprovechando una parada técnica de cinco minutos en la capital búlgara para constatar unos minutos después, mientras vemos cómo el tren se aleja llevándose nuestra ropa y nuestro optimismo, que es imposible hacerse con moneda local y comprar comida caliente en un idioma totalmente desconocido en cinco minutos. Seguro que los alemanes ya lo sabían.
Fin del segundo acto.

¡Que no cunda el pánico! Tenemos una tarjeta de crédito y un pasaporte. Mientras no nos asalten no podemos considerarnos aventureros. Tenemos tiempo también. Hasta dentro de cinco horas no sale el próximo tren. JM aprovecha para reprocharme mi extraña concepción del tiempo y su discurso se mezcla con una lluvia que se va densificando, envolviendo sus palabras y haciéndolas cada vez menos inteligibles para mí. Abrázame. Me abraza. JM es un buen tipo, aunque la culpa ha sido suya.
Fin del tercer acto.

Segunda comedia
La acción transcurre en el oeste balcánico. Hemos dejado atrás tres maravillosos días de apacibles paseos por Serbia, apacibles y confortables, porque recuperamos también el equipaje en la consigna de la estación y se puede decir que lo único que perdimos en Sofía fueron unas horas, nada más: realmente JM es un tipo con suerte. Hemos dejado atrás los paisajes verde melancolía de Sarajevo y estamos a punto de tomar un autobús en la herzegovina Móstar, que nos llevará hasta Croacia, capital Zagreb.
Yo compro fruta; JM habla con el conductor a pie de autobús. Yo gasto todo nuestro dinero bosnio-herzegovino en fruta; JM sigue hablando con el conductor a pie de autobús. Yo me dirijo al autobús y JM ya no habla con el conductor.
Fin del primer acto.

El conductor dice que nos vamos a quedar allí, a pie de autobús. Yo le digo que ni hablar. JM observa.
La cuestión es que hay que pagar por el equipaje pero no tenemos dinero, solo fruta. Le ofrezco un par de plátanos al conductor y monta en cólera. Me toma un plátano de las manos y lo destroza como un superhéroe. Policía, policía, grito. Increíble, dice JM.
El conductor habla de Europa en un inglés lo suficientemente comprensible como para que nos demos cuenta de que en esos momentos somos el blanco de la ira histórica acumulada por el superhéroe desde su nacimiento. Increíble, dice JM.
Os vais a quedar aquí, a pie de autobús. Yo le digo que ni hablar. JM observa y dice: increíble.
El conductor sube al autobús; yo también. El conductor se vuelve enfurecido y me arroja fuera del autobús. Me doy de bruces con JM; increíble. El conductor rodea el autobús para subir por la otra puerta y yo aprovecho el lapso de tiempo para volver a subir. El conductor vuelve a echarme y a rodear el autobús y aplasta otro plátano y grita y yo subo y JM dice: increíble.
Fin del segundo acto.

Tengo todo el cuerpo magullado y la camisa rota por el cuello. JM duerme. Tengo hambre. Tengo odio. Llevamos una hora sentados en el autobús al que hemos subido obligados por la estupidez del bucle, por la inercia y el juego que han disuelto la tensión mientras JM hablaba con Bart Levy, un policía con acento americano «porque mi padre es de Nueva York», que observaba también impasible nuestro juego. Pero el autobús se para y todos bajan. Todos menos JM, que duerme. Y bajo y saco dinero en un cajero, deprisa, y compro un bocadillo, frío —no hay tiempo para comida búlgara caliente— y subo de nuevo y me detengo delante del conductor. Concentro mi ira, y echo el brazo derecho hacia atrás pero el izquierdo también y de pronto los bajo y le digo al conductor que lo siento. Abrázame. Le abrazo. De todas formas la culpa ha sido de ese —señala al durmiente. JM es un buen tipo, le contesto.
Fin del tercer acto.

9 comentarios:

  1. ¡Olé, olé y olé!

    Compadre, la espera ha sido larga y y dura, pero coño, "increíble".
    Joder, me ha gustado mucho.
    Felicidades amigo, maestro, viajer¿o,....

    Un abrazo y mucha música!

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  2. Gracias Gustavo, tu siempre tan generoso...

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  3. Julià Rodríguez Canto8 de enero de 2012, 20:48

    Eiiiiii Raül!!!
    M' ha agradat molt, l'he trobat molt original i divertit!!! Enhorabona!!!
    Com va tot pel país turc?? Bon any!!!!
    Ens veiem algun dia!!!

    Julià

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  4. Gràcies Julià. Per aquí tot bé, esperant-te :)

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  5. Genial.
    Solo falta la banda sonora con la canción mas extraña del mundo
    ;)
    Jr

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  6. Letto. Molto efficace, mio caro. Non smettere di scrivere! N.

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  7. Al iniciar la lectura de la segunda comedia empezaron a sonar unas notas que pronto identifiqué: tenía que ser una composición inédita de Goran Bregovic, no cabía duda. Lo que nunca logré averiguar es de dónde surgían, sospecho que del propio texto, de la lectura misma. ¡Envolvente!
    Nico

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  8. A mí en algún momento me parece que suena un poco Benny Hill :)

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