domingo, 15 de junio de 2014

El equipaje

Esta es una historia triste; o debería serlo porque es una despedida. La vuelta a casa mil veces deseada y otras tantas aplazada, parece imponerse ahora sin remedio. Es, en realidad, una retirada y, como todas, está teñida de frustración y de fracaso que se huelen en el fondo, inútilmente recubiertas de un optimismo imprescindible. Algunos paisajes, algunas enseñanzas, dos o tres almas, forman esa cobertura dulzona; las frustraciones y fracasos son banales, vulgares, y por ello innecesaria su disección.

Las cajas ya están cerradas y, mientras se llena la última maleta, uno se pregunta qué hacer con todas esas risas y canciones que has dejado por las paredes. Será mejor dejarlas ahí para que se las encuentre el próximo inquilino y sienta ese bienestar inexplicable que algunas casas desprenden desde el primer momento. Será mejor reservar los últimos huecos en la maleta para la miseria de Van[1], las historias inhumanas de Soma[2] y las ansias de libertad de esos jóvenes cuya valentía ridiculiza, por contraste, a este ser cobarde. 
Será mejor, ya puestos, sacar un par de jerséis y esas estúpidas gafas de sol mías y dejar que ocupe su lugar la vitalidad de esa mujer aplastada que, aun así, se levanta cantando y se acuesta bailando con una sonrisa que tampoco acierta a esconder la frustración ni el fracaso.

Será mejor llevarse todo eso y sacarlo enseguida al llegar a casa y ponérselo inmediatamente, antes de que la nueva temporada de Zara consiga que uno arrincone ese equipaje tan valioso, tan frágil, tan efímero.



[1] La ciudad de Van, situada al este de Turquía, sufrió en 2011 un terremoto de 7.2 grados en la escala Richter. Algunos de los damnificados siguen viviendo en condiciones pésimas.
[2] El accidente en la mina de Soma, en 2014, puso de manifiesto el trato infrahumano al que estaban sometidos sus trabajadores.

6 comentarios:

  1. Ay amigo, nunca se sabe en estas ocasiones qué es lo bueno o malo, o por lo menos yo. Sólo puedo decirte que el artículo es precioso, como siempre, sabes que tienes aquí un fan incondicional. Respecto a las idas y venidas de esta vida... sigue caminando, no dejes de crecer amigo.

    Bueno, no me enrollo que de eso sé yo mucho.
    Que se te quiere, aquí tienes tu casa.

    ¡Un abrazo y mucha música!

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    1. Lo de crecer será en sentido metafórico ¿no? ¿O es guasa canaria? :)) Un abrazo Gustavo y gracias por venir siempre.

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    2. jejejee... pues justamente esta vez hablaba en serio amigo, jejeje para una vez. Y amigo, chiquito, pero de alma grande, así es, sin más.
      A ver si nos vemos prontito amigo!

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    3. :) Nos vemos pronto. Un abrazo!

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